
Introducción
La cirugía de cataratas con implante de lente intraocular (LIO) es el procedimiento quirúrgico más extendido en el mundo, realizándose entre 7 y 20 millones de intervenciones anuales en todo el mundo. Los pacientes esperan resultados visuales excepcionales, en ocasiones informándose previamente de los distintos tipos de LIOs disponibles en el mercado, como por ejemplo las LIO multifocales. Sin embargo, implantar LIOs multifocales en paciente con otras patologías oftalmológicas, conlleva resultados poco satisfactorios, subóptimos, que podrían requerir intercambios a una LIO monofocal.(1)
En torno a una cuarta parte de los pacientes sometidos a cirugía de catarata pueden presentar patología macular concurrente, o desarrollarla en el postoperatorio temprano. El examen macular con tomografía de coherencia óptica (OCT) puede proporcionar diagnósticos rápidos y no invasivos de patología de la interfase vítreomacular (membrana epirretiniana-MER, mayoritariamente), degeneración macular asociada a la edad (DMAE), edema macular diabético (EMD), etcétera. Estas alteraciones maculares pueden no ser detectadas con la exploración del fondo de ojo rutinaria, ya sea debido a la opacidad de medios, a la fotofobia durante la exploración y la regular colaboración por parte de los pacientes.(2, 3)
La presencia de patologías maculares concomitantes u ocurridas en el periodo postoperatorio, podrían dar lugar a variaciones en el resultado visual postoperatorio, ocasionando cierto grado de insatisfacción en los pacientes, e incluso fallos en la toma de decisiones respecto a la elección de la LIO a implantar.(3)
En consecuencia, se han llevado a cabo diferentes estudios que evalúan la patología macular más frecuentemente encontrada en los pacientes que se van a someter o se han sometido a cirugía de cataratas, así como estudios de coste-efectividad, que razonen si está justificada la realización de OCT pre- y/o postoperatoria en estos pacientes. El objetivo de esta revisión es esclarecer la utilidad del uso de la OCT en el periodo perioperatorio en pacientes que se van a someter o ya han sido sometidos a cirugía de cataratas con implante de LIO.
Utilidad de la OCT macular preoperatoria
La evaluación preoperatoria de los pacientes candidatos a cirugía de cataratas debe incluir la exploración de fondo de ojo para detectar alteraciones en el polo posterior. Sin embargo, diversas publicaciones han evidenciado que esta exploración puede pasar por alto patologías maculares subclínicas, especialmente en presencia de opacidad de medios o regular colaboración por parte del paciente. En este contexto, la OCT macular se postula como una herramienta diagnóstica no invasiva de gran utilidad para detectar alteraciones estructurales que podrían condicionar el resultado visual tras la cirugía, como son las MER, la DMAE, el edema macular asociado a patologías como la retinopatía diabética, u otras patologías vasculares retinianas.(4)
Kowallick et al. (2018) realizaron un estudio prospectivo en 162 ojos con exploración funduscópica normal, detectando alteraciones maculares con posible repercusión visual en el 12,3% de los casos mediante SD-OCT, siendo la patología más frecuente la presencia de membranas epirretinianas. Sin embargo, estos hallazgos no conllevaron un cambio en la actitud quirúrgica del equipo.(3)
De forma similar, el equipo de investigación de Alizadeh et al.(2021), llevó a cabo un estudio transversal, en el que la OCT macular preoperatoria permitió identificar patología macular no identificada en la exploración del fondo de ojo en el 5,5% de 598 pacientes. En este estudio, hubo con implicaciones directas en la estrategia quirúrgica en un 0,83% de los casos, particularmente en la selección del tipo de LIO, siendo la MER la patología más frecuentemente hallada (51,5%), seguido de la tracción vítreo-macular (TVM), (27,2%).(4)
Posteriormente, Ahmed et al.(2023) realizó una revisión sistemática. Los hallazgos de esta revisión estimaron que, entre los pacientes con exploraciones de fondo de ojo aparentemente normales, la prevalencia de patología macular detectable exclusivamente por OCT alcanza el 13,7%. Este estudio concluyó que la implementación rutinaria de OCT preoperatoria podría mejorar la precisión diagnóstica y optimizar la toma de decisiones, especialmente en candidatos o interesados en una LIO multifocal.(5)
De forma similar, el equipo de Leung et al. (2020), llevó a cabo un estudio de coste-efectividad respecto al empleo de la OCT macular preoperatoria. Con este estudio llegaron a la conclusión de que el uso sistemático de esta tecnología previo a la implantación de LIOs multifocales es coste-efectivo en la mayoría de los escenarios, previniendo la reintervención con recambio de LIO y mejorando la satisfacción postoperatoria de los pacientes.(1)
En conjunto, la evidencia disponible respalda la implementación de la OCT macular como parte del estudio preoperatorio en pacientes que van a someterse a cirugía de cataratas, por lo menos en pacientes de edad avanzada con factores de riesgo de patología macular o expectativas visuales elevadas, por su capacidad de detectar patologías que de otro modo pasarían desapercibidas.(3, 4, 5)

Utilidad de la OCT macular postoperatoria
El postoperatorio normal tras la cirugía de cataratas con implante de LIO suele cursar con una recuperación favorable de la agudeza visual. Sin embargo, pueden evidenciarse algunas alteraciones subclínicas maculares en este periodo postoperatorio. La OCT permitiría identificar algunos de estos cambios anatómicos en ausencia de síntomas, lo cual podría favorecer la detección precoz de complicaciones durante el seguimiento.
En el estudio realizado Gharbiya et al. describieron un aumento progresivo del grosor macular perifoveal durante los dos primeros meses postoperatorios tras la cirugía de cataratas sin complicaciones, que en algunos casos persistía hasta los primeros seis meses del postopertorio. En ninguno de los pacientes se produjo una disminución asociada de la agudeza visual, pero consideraron estos cambios como una respuesta inflamatoria estructural subclínica susceptible de ser monitorizada de forma eficaz mediante OCT.(6)
De forma similar, Cagini et al. Evidenciaron un aumento de más del 10% en el grosor macular foveal en el 43% de los ojos intervenidos, aunque sin repercusión en la agudeza visual final.(7)
Guliani et al. Realizaron un estudio similar comparando una muestra de pacientes diabéticos sin retinopatía diabética frente a pacientes no diabéticos. En ambos grupos de estudio se observó un aumento leve del grosor macular en las primeras seis semanas tras la intervención de cataratas. Ningún paciente desarrolló edema macular con disminución de agudeza visual, por lo que concluyeron que el aumento del grosor macular podría representar la respuesta inflamatoria fisiológica transitoria subclínica.(8)
A nivel poblacional, el estudio realizado en población estadounidense por Iftikhar et al. en una muestra de 3 millones de ojos, detectó una incidencia de 0.8% de edema macular cistoide (EMC) en pacientes intervenidos de cirugía de cataratas. La incidencia fue mayor en cirugía de catarata complicada, desprendimiento de retina previo, sexo masculino y raza negra. Este hallazgo asoció peor agudeza visual al año de la cirugía, por lo que concluyeron que la OCT postoperatoria se trataba de un estudio justificado, especialmente en grupos de pacientes con más riesgo de presentar EMC.(9)

Cambios en OCT macular tras capsulotomía Nd:YAG
En lo que respecta a los cambios en el espesor macular tras la realización de capsulotomía Nd:YAG para el tratamiento de la opacidad de cápsula posterior, encontramos poca literatura reciente al respecto. El informe realizado por Tariq M et al. en 2021, estudió los cambios en el espesor macular central (CMT) en 137 ojos de 137 pacientes, en los que se midió el CMT antes del procedimiento, a las 2 semanas y a las 4 semanas. No encontraron incrementos del CMT que fueran estadísticamente significativos.(10)
Por otro lado, otro estudio algo menos actual, publicado por el grupo polaco de Wróblewska-Czajka E et al., realizó en 2012 un estudio similar con 42 ojos de 42 pacientes, en los que se estudió el CMT antes de la realización de la capsulotomía Nd:YAG y a las 4 semanas tras el procedimiento. En este estudio, si se detectó un incremento leve pero estadísticamente significativo en el CMT, sin hallazgos de edema macular ni sintomatología asociada.(11)
Por último y como hallazgo a tener en cuenta, encontramos un reporte de un caso en 2021 por Ohashi T et al. en el que se describe la aparición a los tres días de la realización de la capsulotomía Nd:YAG, de un agujero macular de espesor completo, en una paciente con previa OCT macular sin alteraciones. Concluyen como posible explicación a este fenómeno, una descompresión vítrea posterior tras el procedimiento que pudo inducir una tracción antero-posterior súbita a nivel foveal, con la consecuente aparición del agujero macular.(12) Cabe destacar que se trata de un fenómeno muy poco frecuente.
Conclusiones
La utilización de la OCT macular en el periodo preoperatorio a la cirugía de cataratas permite detectar patología con carácter subclínico, no detectable mediante el examen de fondo de ojo en lámpara de hendidura. Es especialmente útil en pacientes con opacidad de medios y midriasis limitada.(3, 4) Alteraciones como MER, DMAE o la tracción vítreomacular son patologías relativamente frecuentes, presentándose en un 5-13% de los pacientes con exploración oftalmológica normal(2, 3, 4).
La detección de estas patologías preoperatoriamente puede influir en la elección de la LIO a implantar, especialmente en pacientes con altas expectativas que solicitan LIO premium como las LIO multifocales. Esto permitiría explicar a los pacientes de forma más precisa las expectativas visuales postoperatorias(1). Además, desde una perspectiva económica, el cribado sistemático ha demostrado ser coste-efectivo, evitando reintervenciones con recambio de LIO y decisiones quirúrgicas inadecuadas.(5)
Respecto a la OCT macular postoperatoria, esta permite monitorizar los cambios inflamatorios estructurales, siendo el más frecuente el aumento de grosor foveal, perifoveal y el EMC subclínico. Varios de los artículos incluidos han referido un aumento del grosor macular en pacientes asintomáticos, que refuerzan según los autores su utilidad como herramienta en la monitorización postoperatoria.(6, 7)
En pacientes diabéticos sin retinopatía diabética, la OCT sí ha demostrado utilidad para la detección de incrementos sutiles del grosor macular, que no evolucionan a EMC sintomático, evitando tratamientos no indicados.(8) Por otro lado, los registros del IRIS (Intelligent Research in Sight) indican que la incidencia de EMC clínico tras cirugía de cataratas es del 0,8%. Esta complicación asocia a peor agudeza visual a los 12 meses, especialmente en pacientes con factores de riesgo como diabetes, cirugías complejas o enfermedades retinianas previas.(9)
Como conclusión final, cabe destacar que existe evidencia científica sólida que apoya la implementación de la OCT macular tanto en el ambiente preoperatorio como postoperatorio de la cirugía de cataratas. A nivel preoperatorio, se recomienda especialmente en pacientes con mala agudeza visual no explicada únicamente por la catarata, candidatos a LIO premium o con factores de riesgo de patología macular. En el periodo postoperatorio, su utilización se centra en la detección precoz del EMC, en pacientes con una evolución tórpida de la agudeza visual postoperatoria y en casos individualizados.
Respecto al debate sobre la realización de la OCT macular un mes tras la cirugía, no hemos encontrado estudios que se centren particularmente en este propósito. Sin embargo, podríamos concluir que la implementación de la OCT al mes de la cirugía podría detectar cambios inflamatorios subclínicos, discrimina entre cambios fisiológicos y complicaciones que sí precisan intervención, ayuda en la toma de decisiones terapéuticas y ofrece un seguimiento objetivo de los cambios maculares postoperatorios.(8, 9, 13)
Bibliografía
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Autores
Dra. Alicia Cárceles Montoya
– R4 del Hospital General Universitario de Elche

Dr. Carlos Enrique Monera Lucas
– Facultativo adjunto especialista del Hospital General Universitario de Elche